...Cumplidos ya los 65, el tano Antonio empezó a sospechar que, al paso que iba, nunca iba a llegar a cumplir el sueño de su vida: hacerse millonario.

Tampoco es que fuera pobre. Había llegado al país siendo un muchacho, sin un peso en el bolsillo, y con el tiempo se fue armando de una buena posición. Tenía una linda casa, un par de camionetas, la despensa... Pero guita, lo que se dice guita de verdad, nunca había llegado a tener.

...Siempre estaba metiéndose en algún negocio nuevo. Fue verdulero, contratista de obras, repartidor de vino en damajuanas. Llegó a tener una parada de diarios en Rafael Castillo, fue dueño a medias de una parrilla para camioneros en Ciudad Evita y de un copetín al paso frente a la estación de Laferrere...

(Haga CLICK en la imagen de al lado ===>
para seguir leyéndolo en formato E-Book)

.